El vientre de
alquiler es una técnica reproductiva basada en la cesión “voluntaria” de la
capacidad gestante de la mujer para poder llevar a término un embarazo de una
pareja u hombre soltero. Suelen acudir a esta técnica: parejas homosexuales,
hombres solteros y parejas con problemas de fertilidad, estas personas suelen
pertenecer a una clase social media-alta, sin embargo las madres gestantes suelen
ser pobres.
Tipos:
Maternidad subrogada tradicional o parcial: la
madre gestante aporta su óvulo y el espermatozoide proviene del padre o de un
donante. La fecundación se produce por fecundación in vitro.
Maternidad subrogada gestacional o plena: no
hay ningún tipo de vinculación genética con la madre gestante, podemos
encontrar tres opciones diferentes:
- Se utilizan gametos de los padres: el óvulo y el espermatozoide son aportados por la pareja.
- Los dos gametos proceden de donantes o son embriones donados.
- Un progenitor proporciona un gameto y el otro proviene de un donante.
Podemos encontrar dos
clasificaciones en base a la motivación de la mujer para llevar a término el
embarazo:
- Subrogación
altruista: sin motivación económica, debe haber una
compensación de los gastos médicos y otros gastos relacionados.
- Subrogación comercial: existe una compensación económica.
La diferencia está en
la compensación económica que tiene la mujer portadora. En algunos países solo
esta permitida de manera altruista.
¿Dónde son legales los vientres de alquiler?
En Estados Unidos, en la actualidad los
estados que lo permiten son: Nevada, California, Texas, Illinois, Arkansas, New
Hampshire, Florida, Delaware, Nueva Jersey, Tennessee, Utah, Virginia y
Washington. La situación varia en los diferentes estados, podemos encontrar
cuatro situaciones: estados donde una ley lo permite, estados donde está permitido,
pero con ciertas restricciones, estados en los que ninguna ley lo permite o lo
prohíbe y estados donde una ley lo prohíbe y además está castigado.
India el proceso tiene un coste de
20.000-40.000 dólares, desde 2013 no permite el alquiler de vientres a parejas
homosexuales, solteros y extranjeros de países donde este prohibida la
práctica.
Canadá está legalizado en todos los
modelos de familia, hay restricciones por lo que es muy difícil encontrar a una
persona que alquile el veinte.
En Brasil se prohíbe la subrogación
comercial, por lo que solo se puede realizar de forma altruista cubriendo todos
los gastos médicos.
Rusia permite personas mayores de
dieciocho años que desean ser padres, es un destino muy atractivos para las
personas que desean alquilar un vientre, ya que los extranjeros tienen los
mismos derechos. Este proceso oscila entre los 35.000-45.000 euros.
Ucrania se ha convertidos en el destino
principal de muchas de las parejas, solo esta permitido en parejas
heterosexuales casadas, una persona de la pareja debe aportar el material
genético. El precio oscila entre 28.000-40.000 euros. Tras el nacimiento la
pareja obtiene un certificado ucraniano de nacimiento en el cual los dos
aparecen como padre y madre.
Grecia, solo
permite a parejas heterosexuales y mujeres solteras que no puedan tener hijos.
El coste ronda entre 35.000-50.000 euros. Permiten la técnica siempre que no
haya vinculo genético entre la madre gestante y el embrión.
Portugal permite esta práctica en el
caso que la madre gestante no reciba ningún pago fuera de los gastos médicos.
La Unión Europea condena la práctica de la
gestación por sustitución, que es contraria a la dignidad humana de la mujer,
ya que su cuerpo y sus funciones reproductivas se utilizan como una materia
prima; estima que debe prohibirse esta práctica, que implica la explotación de
las funciones reproductivas y la utilización del cuerpo con fines financieros o
de otro tipo, en particular en el caso de las mujeres vulnerables en los países
en desarrollo.
Podemos encontrar un
debate moral con los vientres de alquiler, ya que las mujeres no se pueden
alquilar, tampoco su útero, ni ninguna parte de su cuerpo. Muchas personas lo
definen como la esclavitud del siglo XXI, ya que los vientres de alquiler
conllevan una explotación y un abuso.
En esta práctica la
mujer se convierte en un objeto, se mercantiliza el deseo de ser padres, en el
caso de que el hijo venga con problemas se pueden negar a quedarse con el hijo,
la madre puede desarrollar problemas emocionales y psicológicos después de tener
a un niño nueve meses, el niño tiene un precio, por lo que se convierte en
objeto de mercantilización.
El alquiler de un
vientre no se puede catalogar como una técnica de reproducción asistida ya que
las mujeres no son maquinas reproductoras que fabrican hijos a interés de los
criadores, esta practica es un ejemplo de violencia obstétrica extrema, aunque
algunas personas lo hagan de manera altruista y generosa no evita la mercantilización,
tráficos y granjas de mujeres para poder embarazar a la carta.
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